No hay nada peor para un patrocinador que el nulo compromiso del patrocinado con la firma. Eso es al menos lo que le ha sucedido a Coca-Cola, que fue testigo de una rueda de prensa de Ronaldinho en Belo Horizonte en la que el futbolista aparecía con una lata de Pepsi, el gran competidor de Coca-Cola, sobre la mesa.
A la vista de la foto, no son una sino dos las latas de Pepsi que Ronaldinho tiene delante. Y quizás no debamos hablar de falta de compromiso del futbolista con su patrocinador, sino de escasa (o nula) inteligencia de Ronaldinho, que aparentemente no es consciente del trastorno que su gesto puede provocar.
Ese ‘gesto’ de Ronaldinho, y su falta de ¿inteligencia? ¿sensibilidad? han sido la causa de la reacción contundente de Coca-Cola, que ha rescindido el contrato de patrocinio que la firma mantenía con el futbolista, por el cual éste percibía la nada despreciable cifra de 602.823 euros anuales.
En un contrato de patrocinio, las reglas del juego deben quedar claras. Y si al patrocinador se le exige el abono puntual de las cantidades estipuladas en el contrato (que es su principal responsabilidad), al patrocinado se le debe exigir compromiso con la firma que le apoya, coherencia en su comportamiento diario y responsabilidad. Desde luego, ni que decir tiene que Ronaldinho no ha respetado ninguna de sus obligaciones. Y eso le ha costado más de 600.000 euros.
Seguramente ha sido la rueda de prensa más cara de su vida.
Si ya lo dice el refrán: “Donde no hay mata no hay patata”.